Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.
Lucas 10:33-34
Este hombre samaritano y su gran gesto humanitario de hospitalidad y misericordia ha sido el tema central de muchísimos sermones; líderes religiosos, filósofos y humanistas han tomado a este hombre como un buen ejemplo; en realidad lo es, aquel individuo poseía muchas cualidades dignas de admirar e imitar por todas las personas, aún más en nuestros días llenos de maldad e indiferencia por el prójimo; pero las sagradas escrituras también relatan la escena en la que una mujer de aquella región se encontró no con un líder religioso sino con el salvador del mundo. Leemos
Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
Juan 4:7-10
Aquella mujer era adultera y a pesar de eso guardaba su religión pero no tenía salvación; esta alternativa se repite en millones de personas que son fanáticos o fieles a su religión pero sus vidas siguen siendo las mismas, no conocen al Señor; aquella mujer quizás no tenía ninguna cualidad que resaltar pero aquel día pasó de ser una hipócrita religiosa a ser una mujer redimida, perdonada y con promesa de vida eterna; recibió del Señor la revelación que todo la humanidad debe buscar, que no es tener religión sino una relación con Dios, no es cumplir con ceremonias religiosas es vivir una vida conforme a la voluntad de Dios.
Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
Juan 4:22-23
Esta declaración cambió la vida de aquella samaritana y sigue transformando la vida de miles a diario, conoció algo más que costumbres y reglas humanas, CONOCIÒ AL CREADOR DE LOS CIELOS Y DE LA TIERRA.
Reconocemos el buen ejemplo de aquel samaritano pero la Biblia no señala que aquel hombre fuese salvo, sus obras son ejemplo de aptitud mas no sirve para salvación del alma; mas esta mujer que estaba hundida en el pecado, que no tenía muchas cosas que alabar, tuvo un encuentro con El Salvador y aquel destino trágico de condenación cambió en segundo en un destino de paz y salvación. ESA ES LA DIFERENCIA ENTRE LA RELIGIÒ Y EL EVANGELIO, las buenas obras son necesarias, el creyente debe ser un ejemplo de justicia y misericordia, PERO EL EJEMPLO DE AQUELLA SAMARITANA ES UNA DE LA MAS GRANDES MUESTRAS DE ARREPENTIMIENTO GENUÌNO. Las obras no salvan, las costumbres no salvan, los actos humanitarios no salvan, SOLO CRISTO SALVA.
Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.
Lucas 13:3
Se despide en El Señor tu amigo y Hno. David Criollo
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