“Y él se fue
por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y
deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo
mejor que mis padres. Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido”
1ro de Reyes 19:4-5
Esta es la
ocasión en la que Elías siervo de Jehová huía de aquella impía llamada Jezabel;
luego de que Dios le otorgará una gloriosa victoria sobre los profetas de Baal
y que por su oración El Señor hizo llover luego de un largo tiempo de sequía.
Luego de un bendición venía la persecución, cuantas veces no hemos atravesado
eso los creyentes?.
Esta escena la
hemos confrontado todos los siervos de Dios y con mucha frecuencia tenemos la
misma reacción de Elías, la de atemorizarnos y escondernos; pensamos que una
vez que derrotemos al enemigo en un frente ya todo paso, pero no es así,
Satanás es como un perro con rabia, lo puedes golpear, apalear y siempre
regresará a intentar morder.
El siervo de
Dios salió huyendo de Jezabel y además cayó en un estado de depresión terrible,
pues inclusive llegó a desear la muerte, que terrible!
El poder
persuasivo del diablo es su arma más efectiva contra el pueblo de Dios, empieza
a tratar de meterse en nuestros pensamientos para llenarnos de temor y hacer ver
el problema más grande de lo que en realidad es. Elías regresaba de una gigante
victoria, de ver la mano de Dios respaldar su ministerio, un hombre
acostumbrado a ver las señales que El Señor obraba a través de él, sin embargo
en el momento de la prueba aquel varón de Dios se atemorizó.
Nosotros somos
especialistas en olvidar rápidamente lo que Dios ha hecho en y a través de
nuestras vidas, cuando llega la prueba, el tropiezo en seguida se nos nubla los
pensamientos y nos vamos a esconder en vuestra cueva.
En el antiguo
pacto era común ver como Dios antes de enfrentar al enemigo le recordaba al
pueblo las maravillas que había hecho, era la manera de colmarlo de fe y valor
para que se esforzaran, que ideal es rememorar en nuestros días de aflicción la
gloria que Dios ha manifestado en nosotros.
No podemos
dejar que el enemigo nos arrebate la paz y el gozo amados hermanos, eso es el
principio de la destrucción del creyente, por eso no debemos meditar en lo
malo, debemos meditar y hablar las promesas de Dios hasta que se metan en nuestros corazones.
Para Elías
quizá era el fin, pero Dios tenía planes aun para su vida y su ministerio,
luego de ese momento de tristeza El Señor lo levantó para ungir a Jehù como rey
y a Eliseo como profeta.
Jehová está allí
“Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el
monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso
viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero
Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no
estaba en él. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego.
Y tras el fuego un silbo apacible y delicado”.
1ro de Reyes 19:11-12
Elias estaba
acostumbrado a que El Señor se manifestara con señales sobrenaturales, pero no
conocía que Dios también estaba en el silencio; asimismo sucede con nosotros,
si no vemos una manifestación de poder no creemos, por ello muchos siguen
hombres y ministerios, pensando que Dios solo se mueve en esas actividades,
muchos en el desespero caen en errores doctrinales y piensan que si tal o cual
predicador no oran por ellos, Dios jamás lo escuchara. PERO HERMANO DIOS ESTÀ
ALLI, EN EL SILENCIO, EN TU TRISTEZA ESTA CERCA.
Hermano aunque
Elías pensó que Dios no estaba con él, Era cuando más estaba, tanto así que fue
arrebatado para no conocer muerte y para los días finales de la gran
tribulación Elías continuara con su
ministerio de poder como uno de los dos testigos del apocalipsis.
“Echando toda vuestra ansiedad sobre
él, porque él tiene cuidado de vosotros”.
1ra de Pedro 5:7
EL SEÑOR NO HA PERDIDO UNA BATALLA Y
LA NUESTRA NO SERÀ LA PRIMERA.
Se despide en El Señor tu amigo y Hno.
David Criollo
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