“…Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo
practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas.”
1ro de Samuel 17:39
Este versículo de la escritura corresponde a
aquella ocasión en la que el pueblo de Israel había sido golpeado y atemorizado
por Goliat. Este relato ha sido tema de muchas predicaciones y su contenido ha
inspirado historietas, cuentos y hasta películas; pero hoy no rememoraremos
aquella victoria grande que Dios por medio de David le propino a aquel gigante
filisteo, nuestro mensaje va enfocado a extraer una preciosa enseñanza que nos
dejaron los detalles que precedieron a aquel histórico acontecimiento y como la
historia se ha repetido pero con actores distintos y en este caso espirituales.
Yo no
puedo andar con esto:
Estas palabras de David nos marcan la ruta de esta
reflexión; en medio de la derrota y el temor el ejército de Israel salió
huyendo de aquel enemigo terrible, Saúl rey de Israel para la época en su
desobediencia y habiendo sido desechado por Dios sabía que sus fuerzas no le
daban para hacer frente a Goliat, ante aquel dramático y desesperanzador
escenario, El Señor levantó a David a quién había escogido para tomar el trono
por el rebelde Saúl, aquel jovencito
inexperto pero lleno de valor y confiando que la mano de Jehová iba delante de
él, hizo oposición al filisteo, pero cuando se disponía a entrar en batalla se
le presentó Saúl quien le hizo vestir con su armadura, aquel desobediente e
irreverente quiso dar su propia estrategia humana a David. Pero esta historia
se repite hoy, un grupo de líderes cristianos que han dejado la fuente vital de
la escritura han querido vestir a la iglesia con mundanalidad, paganismo y
carnalidad, con sus estrategias fundamentadas en el intelecto humano han
querido enfrentar al gigante espiritual más terrible de todos los tiempos
(Satanás), y al igual que Israel estos esfuerzos carnales han sido en vano,
pues no solo el gigante sigue plagando de inmoralidad la tierra sino ya en
muchos sectores ha minado la obra del evangelio.
Al igual que como Saúl mucho liderazgo cristiano
ha fallado en sus aparentes métodos de piedad, pues claro no se puede vencer
con armas carnales al enemigo espiritual; los únicos resultados de este ingenio
de hombre han sido la apostasía, el ecumenismo y una profanación de los lugares
santos.
Luis M. Ortiz escribió “¿Cuál fue el secreto del
crecimiento fenomenal de la iglesia al principio?; Existe una razón
principalísima: El Espíritu Santo. Sí, el Espíritu Santo, obrando a través de
vasos limpios, firmes, rendidos y obedientes. Muchos predicadores eran
verdaderamente ungidos por el Espíritu Santo. Vemos a Pedro lleno de la unción
del Espíritu Santo predicando un gran sermón en el día de Pentecostés, 3 mil
almas fueron salvas; vemos a Pedro y a Juan llenos del poder del Espíritu Santo
sanando al cojo que se sentaba a la puerta del templo, y 5 mil fueron salvos
por este lugar. Vemos a Pedro por la operación del don del Espíritu Santo, el
don de la palabra de conocimiento, reprendiendo a Ananías y Safira por su
engaño; como resultado los convertidos se afirmaron, los hipócritas se
alejaron, y los que creían en el Señor se aumentaban en gran número.”
La iglesia primitiva no necesito ninguna idea
humana para llevar adelante la sublime comisión de pregonar el santo evangelio;
hombres de poca cultura confrontaron las instituciones políticas y religiosas
de su época, trastornaron el mundo con una sola arma, LA PREDICACIÒN DEL
EVANGELIO Y UN TESTIMONIO DE SEPARACIÒN DEL MUNDO.
Nunca
lo practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas:
David sabia cuál era la fuente de su poder,
reconocía que era Dios quien lo había llamado, y confiaba que El Señor era
responsable de él,; aquel joven pastor de ovejas no solo identifico que con el
ropaje de Saúl no podría continuar, que esos métodos eran desconocidos para él
y que además ya habían sido infructuosos, por lo tanto se deshizo de aquella
armadura ajena y siguió adelante en el nombre del Señor y con una honda y cinco
piedras que no llenaban el ojo humano pero que sabía que a Goliat no lo
derribarían las piedras sino El Dios que pondría la piedra en aquel filisteo.
Hoy en el mundo espiritual sucede algo similar; la
iglesia ha querido promover “avivamientos” por medio de festivales musicales,
de obras teatrales, organización de congresillos dictados por hombres que están
llenos de títulos pero vacíos de Dios, donde han sacado de sus itinerarios el
mensaje de santidad y consagración; al final de aquellos espectáculos humanos
solo quedan cuerpos cansados, personas emocionadas pero no convertidas y ante
el mundo la iglesia arroja la apariencia de ser un club social de
entretenimiento. Se ha convertido a los templos en almacenes de almas, donde la
oración se ha dejado por los conciertos, donde la predicación se cambia por las
interpretaciones de hombres y mujeres, la ineficacia de esta iglesia mundana ha
avergonzado la fe una vez recibida por los santos.
Leonard Ravenhill escribió “Podemos tener un alto
porcentaje de asistencia a la iglesia, con un bajo nivel de espiritualidad.
Antes se echaba la culpa a los predicadores modernistas, hoy la aplicamos a la
televisión, y aun cuando sé que ambas cosas son ciertas, quisiera preguntar a
los predicadores: ¿No ha llegado el momento de confesar como aquel antiguo senador
romano: «La falta, Bruto, está en nosotros»? ¿No es cierto que los grandes
predicadores se han acabado y que la predicación ardorosa es un arte perdido?
Hemos permitido que sermones de snack-bar, colmados de graciosos chistes,
sustituyan el mensaje de vida o muerte a almas que están entrando perdidas cada
día a la eternidad. ¿Procuramos traer en acción «los poderes del mundo
venidero» en cada uno de nuestros cultos?”
En la actualidad son muchos los levitas
ambulantes, hombres que han querido manipular en el nombre de Jesús
para sus fines materialista, hoy en esta alocada carrera por construir y llenar
mega templos se ha escondido debajo de los bancos la genuina predicación, los
himnos espirituales se han cambiado por los taberneros ritmos de “le-lo-lai”;
como la iglesia de Laodicea han sacado al Señor de la iglesia.
E. M Bounds escribió “Ninguna cantidad de dinero,
genio o cultura puede hacer progresar el reino de Dios. La santidad dando
energía al alma, haciendo arder a todo el hombre con amor, con deseo de más fe,
más oración, más celo, más consagración, éste es el secreto del poder. Hombres
así necesitamos, que sean la encarnación de una devoción encendida por Cristo.
Cuando faltan, el avance de Dios se estaciona, su causa se debilita y su nombre
desmerece. El genio (aun la más inteligente y refinada), la posición, la
dignidad, el rango, el cargo, los nombres privilegiados, los eclesiásticos
ilustres, no pueden mover el carro de nuestro Dios. Por ser de fuego sólo
pueden empujarlo fuerzas ígneas. El genio de un Milton Fracasa. La fuerza
imperial de un león falla.”
Así como David, cada creyente debe despojarse la
armadura que los muchos saules de hoy le han querido poner, el mundo no
necesita un foco apagado más en sus tinieblas, necesita ese mensaje que
quebranta el corazón, que desnuda las intenciones del alma y que cuando la
gente lo oye se convierte o se molesta.
D.L Moody escribió “es muy deseable que la iglesia
crezca en la obediencia de modo continuo, sin necesitar lo emocionante. Mucha
estimulación no es buena para la salud del cuerpo, pues nuestros nervios no
pueden soportar una sobreabundancia de lo excitante. Si el cristianismo
realmente va a cambiar al mundo, no será a través de lo emocionante: la
religión espasmódica tiene que acabarse. Entonces, lo emocionante no se
necesitará, porque los cristianos no dormirán la mayoría del tiempo,
despertándose de vez en cuando. Y los ministros no necesitarán gastar sus vidas
tratando de parar la mundanería en los miembros de la iglesia. Sin embargo, el
estado de la iglesia actual no está suficiente maduro para no necesitar
avivamientos. Hay demasiado de lo político y de otras diversiones que descarrían
la iglesia de la santidad. Estas distracciones son las necesarias para precisar
de un fuerte avivamiento para contrarrestarlas. Hasta que los cristianos
maduren lo suficiente, cada esfuerzo de promover el cristianismo, sin
avivamientos, será en vano. A mí, esto me parece como buena razón, y la
historia de la iglesia demuestra que es la verdad. Mientras los cristianos
viven casi de igual modo de los paganos, es imposible que Dios, o los hombres,
promuevan la verdadera religión, sino sólo por medio de los avivamientos. Dios
ha usado los avivamientos muchas veces en la historia de la iglesia para
estimular a los perezosos a la obediencia. Por ejemplo, hay muchos que saben de
su deber de obedecer a Dios, pero no lo cumplen a razón del temor de los
hombres; temen las burlas de sus amigos. Otros tienen sus ídolos, y otros
demoran en arrepentirse hasta que (según piensan ellos) hayan ganado muchas
riquezas u otras cosas mundanas. Tales personas no van a abandonar sus
vanidades hasta que sientan vergüenza por sus pecados y hayan sentido plenamente
el peligro de estar eternamente en el infierno. Solamente entonces irán a
Jesucristo para refugiarse.”
Amados del Señor es hora de despojarnos de la
armadura del sincretismo religioso, de la armadura de la mundanalidad, es
momento de soltar el aparataje y exhibicionismo humano, y retomar el camino
perdido; SI, ES HORA DE RETOMAR EL CAMINO QUE CRISTO, LOS APÒSTOLES Y LA IGLESIA
PRIMITIVA NOS MARCARON.
Se despide en El Señor tu amigo y Hno. David
Criollo
No hay comentarios:
Publicar un comentario