Dijo Jesús también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló, Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra?, El entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.
Lucas 13:6-9
En el abanico grande que encierra los diversos sistemas alternativos de la salvación, está la doctrina de “solo cree”, esta enseña que el hombre será salvo solo con creer el sacrificio de Cristo y que a partir de allí no importa de qué manera aquel creyente viva el resto de su vida, inclusive algunos defensores de esta doctrina afirman que aquel hombre o mujer que creyó en algún momento de su vida puede seguir siendo salvo aún sin tener comunión con Dios y si le llega la muerte en esa condición de descarriado igualmente aquel partiría a la presencia de Dios. Ahora esa es la alternativa que ofrece este sistema pero que enseñó Cristo?
Para objeto de nuestro estudio he tomado la cita de Lucas cap. 13 vers. 6 al 9, en esta parábola resaltaremos tres palabras: HIGUERA, FRUTO, CORTAR.
Las sagradas escrituras están llenas de alegorías, y en esta parábola hallamos dos.
La higuera es un árbol, y en varios pasajes tanto en el antiguo como en el nuevo testamento el árbol se utiliza para representar al creyente, aquí algunas de las citas:
Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado…
Jeremías 17:7-8
A ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.
Isaías 61:3
Asimismo el término fruto es utilizado para relacionarlo con las obras fueran buenas o malas.
La obra del justo es para vida; Mas el fruto del impío es para pecado.
Proverbios 10:16
Yo os castigaré conforme al fruto de vuestras obras…
Jeremías 21:14
Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.
Romanos 6:22
Estas son algunas de varias citas que relacionan estos términos y que nos confirman que en esta parábola podemos establecer sin temor a originar una falsa enseñanza que la higuera es tipo del creyente y el fruto son sus obras de justicia.
Quiero dejar claro que la primera parte del “solo cree” es cierta, no somos salvos del pecado por algún mérito o esfuerzo personal, somos salvos por la gracia de Cristo y esto no mes de nosotros sino es don de Dios, pero una vez recibido ese regalo inmerecido el creyente debe perseverar en esa relación de fe y obediencia con El Señor durante su peregrinaje terrenal y alcanzar la vida eterna. El pasaje que acabamos de citar así lo enseña:
Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.
Romanos 6:22
Fuimos libertados o salvados de las consecuencias del pecado y hechos por su gracia siervos de Cristo pero Pablo deja claro que esto es la primera parte, que el creyente debe dar frutos de santificación y así tener como fin o llegada la vida eterna. Pablo no enseña que el creyente una vez salvado del pecado es también salvado por la eternidad.
Tampoco es un apoyo a la falsa doctrina mormona que enseña que el hombre debe hacer todo y cuanto más pueda para ganarse “la simpatía” de Dios y el resto de la justificación lo hace la gracia, es una herejía. El mormón enseña lo que enseña el pelagianismo, que el hombre por sus fuerzas puede obedecer a Cristo. Así que nos desvinculamos de estos falsos sistemas de “solo fe” o “solo obras”.
Continuamos con el estudio de la parábola de la higuera estéril, El Señor deja ver que el árbol esta plantado en la viña, es decir la enseñanza revela el creyente sigue en el camino del cristianismo, pero como más adelante enseña esto era solo nominalmente. El Señor vino a buscar frutos de aquella higuera mas no lo halló, y se disponía a cortarla es decir arrancarla de la viña. Cristo en su gracia nos plantó en la viña pero debemos dar frutos, no se puede pretender enseñar un cristianismo sin transformación y mucho menos enseñar que al repetir una oración mágicamente recibiste la seguridad eterna de salvación sin importar que hicieras con tu vida luego de repetir aquella oración.
Por tanto, no sólo le llamemos Señor, porque esto no nos salvará; porque Él dijo: No todo el que me llama Señor, Señor, será salvo, sino el que obra justicia. Así pues, hermanos, confesémosle en nuestras obras, amándonos unos a otros, no cometiendo adulterio, no diciendo mal el uno del otro, y no teniendo celos, sino siendo templados, misericordiosos y bondadosos. Y teniendo sentimientos amistosos los unos hacia los otros, y no siendo codiciosos. Con estas obras le hemos de confesar, y no con otras. Y no hemos de tener temor de los hombres, sino de Dios. Por esta causa, si hacen estas cosas, el Señor dice: Aunque estén unidos a mí en mi propio seno, si no hacen mis mandamientos, yo les echaré y les diré: Apártense de mí, no sé de dónde son, obradores de maldad. Segunda de Clemente (150 d.C.)
La salvación tiene un estado presente y futuro, los que defienden esta doctrina alegan que lo que la refutamos enseñamos que Cristo nos dio un regalo para luego quitarlo y eso no es así, el hombre que se descarría y sigue su vida indiferente a los preceptos bíblicos simplemente rechazó aquel regalo inmerecido.
Por eso el Señor dice que el reino de los cielos es de los violentos: “Los violentos lo arrebatan,” quiere decir aquellos que se esfuerzan, luchan y continuamente están alerta: éstos lo arrebatan. Por eso el apóstol Pablo escribió a los corintios: “¿No saben que en el estadio son muchos los que corren, pero sólo uno recibe el premio? Corran de modo que lo alcancen…” Siendo un buen atleta, nos exhorta a competir por la corona de la incorrupción; y a que valoremos esa corona que adquirimos con la lucha, sin que nos caiga desde afuera. Cuanto más luchamos por algo, nos parece tanto más valioso; y cuanto más valioso, más lo amamos. Pues no amamos de igual manera lo que nos viene de un modo mágico, que aquello que hemos construido con mucho esfuerzo. Y como lo más valioso que podía sucedernos es amar a Dios, por eso el Señor enseñó y el apóstol transmitió que debemos conseguirlo luchando por ello. Ireneo (180 d.C.)
Aquel árbol iba a ser arrancado de la viña, pero se le pidió al Señor un poco más de tiempo para esperar si daba frutos o en su defecto iba a ser desarraigado.
Amado hermano no hay nada que podamos hacer para justificarnos, somos salvos por fe, pero una vez en esa posición de plantados debemos dar frutos de justicia.
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Efesios 2:10
Que la paz y la gracia del Señor Jesucristo sean con todos vosotros, se despide en el amor del Señor tu amigo y Hno. David Criollo
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