domingo, 29 de marzo de 2015

MATRIMONIO Y FAMILIA - Posición de la iglesia temprana


Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Mateo 19:4-6 

Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; prohibirán casarse. 1 Timoteo 4:1

Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios. Hebreos 13:4 

Es apropiado que todos los hombres y mujeres, también, cuando se casan, se unan con el consentimiento del obispo, para que el matrimonio sea según el Señor y no según concupiscencia. Que todas las cosas se hagan en honor de Dios. Ignacio (105 d.C.)

  Por tanto, no contraemos matrimonio sino para la procreación y educación de los hijos o, si renunciamos a él, vivimos en perpetua continencia. Justino Mártir (160 d.C.)

Teniendo, pues, esperanza de la vida eterna, despreciamos las cosas de la vida presente y aun los placeres del alma: cada uno de nosotros tiene por mujer a la que tomó según las leyes que nosotros hemos establecido, y aun ésta en vistas a la procreación. Porque así como el labrador, una vez echada la semilla a la tierra, espera la siega y no sigue sembrando, así para nosotros la medida del deseo es la procreación de los hijos… O hay que permanecer tal como uno nació, o hay que casarse una sola vez. El segundo matrimonio es un adulterio decente. Dice la Escritura: “el que deja a su mujer y se casa con otra, comete adulterio” no permitiendo abandonar a aquella cuya virginidad uno deshizo, ni casarse de nuevo. Atenágoras (175 d.C.)

El fin más inmediato del matrimonio es el de procrear hijos, aunque el fin más pleno sea el de procrear buenos hijos… El matrimonio ha de tenerse por cosa legítima y bien establecida, pues el Señor quiere que los hombres se multipliquen. Pero no dice el Señor “entréguense al desenfreno,” ni quiso que los hombres se entregaran al placer, como si hubieran nacido sólo para el sexo. Oigamos la amonestación que nos hace el Cristo por boca de Ezequiel, cuando grita: “Circunciden su fornicación.” Hasta los animales irracionales tienen su tiempo establecido para la inseminación. Unirse con otro fin que el de engendrar hijos es hacer ultraje a la naturaleza. Clemente de Alejandría (195 d.C.)

¿Quiénes son los dos o tres, reunidos en nombre de Cristo, en medio de los cuales está el Señor? ¿No son quizá el hombre, la mujer y el niño, ya que el hombre y la mujer están unidos por Dios? Clemente de Alejandría (195 d.C.)

(El cristiano) come, bebe y toma mujer, no por sí mismo, sino por necesidad. Digo tomar mujer cuando se hace según la razón y como conviene. El que quiere ser perfecto tiene como modelos a los apóstoles, y el verdadero varón no se muestra en la
vida del que escoge vivir solo, sino que aquél se muestra superior a los hombres que lucha en el matrimonio, en la procreación de los hijos, en la preocupación por su familia, sin dejarse arrebatar ni por los placeres ni por las penas, sino que en medio de las preocupaciones familiares permanece incesantemente en el amor de Dios. Clemente de Alejandría (195 d.C.)

  Si en efecto debemos ejercitarnos en un cierto control (de nuestros deseos sexuales), como es verdad, hay que mostrarlo sobre todo a la propia esposa, evitando las uniones inconvenientes; y hay que dar en la propia casa la prueba segura de que uno es casto con los vecinos… Hay permiso para sembrar, para uno que está casado, como para un cultivador, solamente en el momento en que la semilla puede ser recibida con oportunidad. Para el resto del tiempo hay una excelente medicina para la incontinencia, y es el ser razonable; y también uno es ayudado evitando la saciedad, que infla los deseos sensuales.Clemente de Alejandría (195 d.C.)

En la siguiente cita se describe un matrimonio cristiano.
¿Cómo podré expresar la felicidad de aquel matrimonio que ha sido contraído ante la iglesia, reforzado por la ofrenda eucarística, sellado por la bendición, anunciado por los ángeles y ratificado por el Padre? Porque, en efecto, tampoco en la tierra los hijos se casan recta y justamente sin el consentimiento del padre. ¡Qué yugo el que une a dos fieles en una sola esperanza, en la misma observancia, en idéntica servidumbre! Son como hermanos y colaboradores, no hay distinción entre carne y espíritu. Más aún, son verdaderamente dos en una sola carne, y donde la carne es única, único es el espíritu. Oran juntos, juntos se arrodillan, juntos practican el ayuno. Uno enseña al otro, uno honra al otro, uno sostiene al otro.
Unidos en la iglesia de Dios, se encuentran también unidos en el banquete divino, unidos en las angustias, en las persecuciones, en los gozos. Ninguno tiene secretos con el otro, ninguno esquiva al otro, ninguno es gravoso para el otro. Libremente hacen visitas a los necesitados y sostienen a los indigentes. Las limosnas que reparten, no les son reprochadas por el otro; los sacrificios que cumplen no se les echan en cara, ni se les ponen dificultades para servir a Dios cada día con diligencia. No hacen furtivamente la señal de la cruz, ni las acciones de gracias son temerosas ni las bendiciones han de permanecer mudas. El canto de los salmos y de los himnos resuena a dos voces, y los dos entablan una competencia para cantar mejor a su Dios. Al ver y oír esto, Cristo se llena de gozo y envía sobre ellos su paz.  Tertuliano (197 d.C.)

Nosotros, en cambio, mostramos el pudor no en el rostro, sino en el alma: de buena gana permanecemos unidos con el vínculo de un único matrimonio y ejercemos el deseo de engendrar con una sola mujer, o con ninguna. Marco Minucio Félix (200 d.C.)

Si estas cosas son así, ciertamente los creyentes que se casan con los incrédulos son culpables de fornicación y deben ser excluidos de toda comunicación de la hermandad de acuerdo con la carta del apóstol. Porque dice que con tales personas ni debemos comer.(Tertuliano 205d.C.)

Incluso en la tierra, los hijos no contraen matrimonio sin el consentimiento de sus padres.Tertuliano (205 d.C.)

No se debe contraer matrimonio con los incrédulos. En Tobit (4:12) dice: “Evita toda inmoralidad sexual, hijo mío; y ante todo, escoge una esposa de tu misma parentela.” Y también en la epístola de Pablo a los corintios, dice: “Si el marido muere, ella es libre de casarse… sólo en el Señor.” Y también en la segunda carta a los corintios, dice: “No se unan en unión desigual con los incrédulos.” Cipriano (250 d.C.)


jueves, 26 de marzo de 2015

ESPÍRITU SANTO - Comentarios de la iglesia primitiva



I. La obra del Espíritu Santo

II. Recibir el Espíritu Santo

I. La obra del Espíritu Santo
Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a ustedes; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Juan 16:7-8

Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Juan 16:13

No apaguéis al Espíritu. 1 Tesalonicenses 5:19

No aflijas al Espíritu Santo que mora en ti, para que no suceda que interceda a Dios [contra ti] y se aparte de ti. Hermas (150 d.C.)

El Espíritu Santo reprende a los hombres porque habiendo sido creados impasibles e inmortales a semejanza de Dios con tal de que guardaran sus mandamientos, y habiéndoles Dios concedido el honor de llamarse hijos suyos, ellos, por querer asemejarse a Adán y a Eva, se procuran a sí mismos la muerte. Justino Mártir (160 d.C.)

Por los profetas Dios había prometido que lo derramaría (su Espíritu Santo) en los últimos tiempos sobre sus siervos y siervas, para que profeticen. Por eso también descendió sobre el Hijo de Dios hecho Hijo del Hombre, para acostumbrarse a habitar con él en el género humano, a descansar en los hombres y a morar en la criatura de Dios, obrando en ellos la voluntad del Padre y renovándolos de hombre viejo a nuevo en Cristo. Ireneo (180 d.C.)

Por medio del Espíritu se dejó ver proféticamente; por medio del Hijo se dejó ver según la adopción; se hará ver según su paternidad en el reino de los cielos: el Espíritu prepara al hombre para el Hijo de Dios, el Hijo lo conduce al Padre, el Padre concede la incorrupción para la vida eterna. Ireneo (180 d.C.)

Así se revelaba Dios: pues por todas estas cosas el Padre se manifiesta, por medio de la obra del Espíritu, el ministerio del Hijo y la aprobación del Padre, perfeccionando así al hombre en vista de su salvación. Ireneo (180 d.C.)

El Espíritu de Dios anunció el futuro mediante los profetas, preparándonos y moldeándonos para que fuésemos súbditos de Dios; pues había de suceder que el hombre, por buena voluntad del Espíritu Santo, contemplase (a Dios). Ireneo (180 d.C.)

Dios, les dio el don del Espíritu que nos vivifica. Ireneo (180 d.C.)

Ahora recibimos alguna parte de su Espíritu, para perfeccionar y preparar la incorrupción, acostumbrándonos poco a poco a comprender y a portar a Dios. El apóstol lo llamó prenda (es decir, parte de la gloria que Dios nos ha prometido), cuando dijo en la epístola a los Efesios: “En él también uste-
des, escuchada la palabra de la verdad, el evangelio de su salvación, creyendo en él han sido sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es prenda de nuestra herencia.”Ireneo (180 d.C.)

Espíritu que está dispuesto como un estímulo, con la debilidad de la carne, por fuerza y absolutamente lo fuerte superará lo débil, de manera que la fortaleza del Espíritu absorberá la debilidad de la carne; y así, el que era carnal, ya no seguirá siéndolo, sino que se convertirá en espiritual, por la comunicación del Espíritu. De este modo los mártires dieron testimonio y despreciaron la muerte, no según la debilidad de la carne, sino según lo que estaba dispuesto de su espíritu. Pues absorbida la debilidad de la carne, manifestó la potencia del Espíritu: y el Espíritu, al absorber la debilidad, posee la carne como su herencia. Ireneo (180 d.C.)


  II. Recibir el Espíritu Santo
Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con ustedes para siempre. Juan 14:15

De esto somos testigos nosotros, y también lo es el Espíritu Santo, que Dios ha dado a los que le obedecen. Hechos 5:32

Además, había caído sobre todos ustedes un copioso derramamiento del Espíritu Santo; y, estando llenos de santo consejo, en celo excelente y piadosa confianza, extendían las manos al Dios Todopoderoso, suplicándole que les fuera propicio, en caso de que, sin querer, cometieran algún pecado. Clemente de Roma (30-100 d.C.)

Ahora bien, siendo la iglesia espiritual, fue manifestada en la carne de Cristo, con lo cual nos mostró que, si alguno de nosotros la guarda en la carne y no la contamina, la recibirá de nuevo en el Espíritu Santo; porque esta carne es la contrapartida y copia del espíritu. Ningún hombre que haya contaminado la copia, pues, recibirá el original como porción suya. Esto es, pues, lo que Él quiere decir,  hermanos: Guarden la carne para que puedan participar del Espíritu. Pero si decimos que la carne es la iglesia y el Espíritu es Cristo, entonces el que haya obrado de modo inexcusable con la carne ha obrado de modo inexcusable con la iglesia. Este, pues, no participará del espíritu, que es Cristo. Tan excelente es la vida y la inmortalidad que esta carne puede recibir como su porción si el Espíritu Santo va unido a ella. Segunda de Clemente (150 d.C.)

“Sé paciente y entendido,” dijo, “y tendrás dominio sobre todo lo malo, y obrarás toda justicia. Porque si eres sufrido, el Espíritu Santo que habita en ti será puro, no siendo oscurecido por ningún espíritu malo, sino que residiendo en un gran aposento se regocijará y alegrará con el vaso en que reside, y servirá a Dios con mucha alegría, teniendo prosperidad. Pero si sobreviene irascibilidad, al punto el Espíritu Santo, siendo delicado, es puesto en estrechez, no teniendo [el] lugar despejado, y procura retirarse del lugar porque es ahogado por el mal espíritu, y no tiene espacio para ministrar para el Señor como desea, ya que es contaminado por el temperamento irascible. Porque el Señor mora en la longanimidad, pero el diablo en la irascibilidad. Así pues, que los dos espíritus habiten juntos es inconveniente, y malo para el hombre en el cual residen… Porque cuando todos estos espíritus residen en un vaso en que reside también el Espíritu Santo, este vaso no puede contenerlos, sino que rebosa. El espíritu delicado, pues, no estando acostumbrado a residir con un espíritu malo, ni con aspereza, se aparta del hombre de esta clase, y procura residir en tranquilidad y calma. Entonces, cuando se ha apartado de aquel hombre en el cual reside, este hombre se queda vacío del espíritu justo, y a partir de entonces, siendo lleno de malos espíritus, es inestable en todas sus acciones, siendo arrastrado de acá para allá por los espíritus malos, y se ve del todo cegado y privado de sus buenas intenciones. Esto, pues, ha sucedido a todas las personas de temperamento irascible. Hermas (150 d.C.)


“¿Qué crees que te hará el Señor a ti, El, que te dio el espíritu entero, y tú lo has dejado absolutamente inútil, de modo que no puede servir para nada a su Señor? Porque su utilidad se volvió inutilidad cuando tú lo echaste a perder. ¿No va, pues, el Señor de este espíritu a castigarte [a ti con la muerte] por este hecho?” “Ciertamente,” le dije, “a todos aquellos a quienes Él halla persistiendo en la malicia, Él los castigará.”  Hermas (150 d.C.)

  Por otra parte, el Espíritu de Dios no está en todos los hombres, sino sólo con algunos que viven justamente, en cuya alma se hace presente y con la cual se abraza y por cuyo medio, con predicciones, anuncia a las demás almas lo que está escondido. Las que obedecen a la sabiduría, atraen a sí mismas el espíritu que les es congénito; pero las que no obedecen y rechazan al que es servidor del Dios que ha subido, lejos de mostrarse piadosas se muestran más bien como almas que hacen la guerra a Dios. Taciano (160 d.C.)

  Para ello el Señor prometió que enviaría al Paracleto que nos acercase a Dios. Pues, así como del trigo seco no puede hacerse ni una sola masa ni un solo pan, sin algo de humedad, así tampoco nosotros, siendo muchos, podíamos hacernos uno en Cristo Jesús, sin el agua que proviene del cielo. Y así como si el agua no cae la tierra árida no fructifica, así tampoco nosotros, siendo un leño seco, nunca daríamos fruto para la vida, si no se nos enviase de los cielos la lluvia gratuita. Pues nuestros cuerpos recibieron la unidad por medio de la purificación (bautismal) para la incorrupción; y las almas la recibieron por el Espíritu. Por eso una y otro fueron necesarios, pues ambos nos llevan a la vida de Dios.Ireneo (180 d.C.)

Por eso Pablo dice a los corintios: “Les he alimentado con leche, no con pan, pues aún no podían digerirlo.” Quiere decir: han conocido la venida del Señor en cuanto hombre, pero aún no ha descansado en ustedes el Espíritu del Padre, dada nuestra debilidad. “Pues cuando hay envidia, discordia y disensiones entre ustedes, ¿no se mues-tran carnales y caminan según el hombre?. Es decir, el Espíritu del Padre aún no habitaba en ellos, debido a su imperfección y la debilidad de su conducta. El apóstol podía darles el alimento, pues todos aquellos a quienes los apóstoles imponían las manos recibían el Espíritu Santo, que es el alimento de la vida, pero ellos no eran capaces de recibirlo por su relación con Dios aún débil y sin ejercicio. Ireneo (180 d.C.)

Mas este Espíritu se une a la criatura al mezclarse con el alma; y así por la efusión del Espíritu, el hombre se hace perfecto y espiritual: y éste es el que ha sido hecho según la imagen y semejanza de Dios. Ireneo (180 d.C.)

De modo semejante los hombres, si por la fe se vuelven mejores y acogen el Espíritu de Dios, germinan como espirituales, como si hubiesen sido plantados en el paraíso. En cambio, si rechazan al Espíritu y perseveran en lo que eran antes, buscando más la carne que el Espíritu, entonces justamente se les aplica aquello: “La carne y la sangre no poseerán el reino de Dios.” Ireneo (180 d.C.)

Por  eso el bautismo, nuestro nuevo nacimiento, tiene lugar por estos tres artículos, y nos concede renacer a Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo. Porque los portadores del Espíritu de  Dios son conducidos al Verbo, esto es, al Hijo, que es quien los acoge y los presenta al Padre, y el Padre les regala la incorruptibilidad. Sin el Espíritu Santo es pues imposible ver el Verbo de Dios y sin el Hijo nadie puede acercarse al Padre, porque el Hijo es el conocimiento del padre y el conocimiento del Hijo se obtiene por medio del Espíritu Santo. Pero el Hijo, según la bondad del Padre, dispensa como ministro al Espíritu Santo a quien quiere y como el Padre quiere. Ireneo (180 d.C.)


  Los discípulos… enseñando a los hombres el camino de la vida para apartarlos de los ídolos, de la fornicación y de la avaricia, purificando sus almas y sus cuerpos con el bautismo de agua y de Espíritu Santo, distribuyendo y suministrando a los creyentes este Espíritu Santo que habían recibido del Señor. Así instituyeron y fundaron esta iglesia. Ireneo (180 d.C.)

Así también nosotros, al recibir el bautismo, nos desembarazamos de los pecados que, cual sombrías nubes, oscurecían al Espíritu de Dios; dejamos libre el ojo luminoso del espíritu, el único que nos hace capaces de contemplar lo divino, puesto que el Espíritu Santo desciende desde el cielo y se derrama en nosotros. Clemente de Alejandría (195 d.C.)

Luego, al salir del baño (el bautismo), somos ungidos con la santa unción, según aquella práctica antigua por la que los sacerdotes solían ungirse con el aceite de un cuerno, como Aarón fue ungido por Moisés… Luego se nos imponen las manos en forma de bendición, mientras se llama y se invita al Espíritu Santo... Y aquel Espíritu Santísimo desciende gustoso del Padre sobre los cuerpos purificados y bendecidos, y también sobre las aguas del bautismo en las que, como reconociendo su santa sede, descansa, como cuando bajó en forma de paloma hasta el Señor. Tertuliano (197 d.C.)

sábado, 21 de marzo de 2015

OFRENDAS en el culto cristiano - Comentarios de los primeros creyentes


Para los primeros cristianos “ofrendar” significaba dar “limosnas” o ayudar a los necesitados; pues de esta manera, ellos creían, que daban a Dios. Ellos ofrendaban de dos maneras: Primero, de manera individual, ayudaban a los pobres, huérfanos, viudas, presos y ancianos. Y segundo, ofrendaban en las reuniones de la iglesia “de manera voluntaria,” y el dinero recolectado tenía el mismo fin: distribuirse entre los necesitados.

I. Exhortación y consejos sobre ayudar a los necesitados
II. Recompensas por ayudar a los necesitados
III. Hacer amigos con las riquezas injustas
IV. Cómo ofrendaban en el culto


I. Exhortación y consejos sobre ayudar a los necesitados
Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Mateo 5:42 

Guardaos de hacer su justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de su Padre que está en los cielos. Mateo 6:1 

Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Mateo 25:34-40 

La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. Santiago 1:27 

Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,  y alguno de ustedes les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les 

dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Santiago 2:15-16 

Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. 1 Juan 3:17-18

Y eran todos humildes en el ánimo y libres de arrogancia, mostrando sumisión en vez de reclamarla, mas contentos de dar que de recibir. Clemente de Roma (30-100 d.C.)

Debes dar a cualquiera que te pida, y no reclamar nada, puesto que el Padre quiere que los bienes recibidos de su propia gracia, sean distribuidos entre todos. Dichoso aquel que da conforme al mandamiento; el tal, será sin falta. Desdichado del que reciba. Si alguno recibe algo estando en la necesidad, no se hace merecedor de reproche alguno; pero aquel que acepta alguna cosa sin necesitarlo, dará cuenta de lo que ha recibido y del uso que ha hecho de la limosna.” Didaché (80-140 d.C.)

No tiendas la mano para recibir, ni la tengas cerrada cuando se trate de dar. Si posees algunos bienes como fruto de tu trabajo, no pagarás el rescate de tus pecados. No estés indeciso cuando se trate de dar, ni regañes al dar algo, porque conoces al dispensador de la recompensa. No vuelvas la espalda al indigente; reparte lo que tienes con tu hermano, y no digas que lo tuyo te pertenece, porque si las cosas inmortales les son comunes, ¿con cuánta mayor razón deberá ser lo perecedero? Didaché (80-140 d.C.)

Hagan sus oraciones, sus limosnas y todo cuanto hicieren, según los preceptos dados en el evangelio de nuestro Señor. Didaché (80-140 d.C.)

Esperen el juicio que viene. Así pues, los que tienen más que suficiente, busquen a los hambrientos, en tanto que la torre (la iglesia) no está terminada; porque una vez que la torre haya sido terminada, desearán hacer bien y no hallarán oportunidad de hacerlo. Miren, pues, los que se alegran en su riqueza, que los que están en necesidad no giman, y su gemido se eleve al Señor, y ustedes con su [abundancia de] cosas buenas hallen cerrada la puerta de la torre. Hermas (150 d.C.)

Haz lo que es bueno, y de todas tus labores, que Dios te da, da a todos los que están en necesidad generosamente, sin hacer preguntas sobre a quién has de dar y a quién no has de dar. Da a todos, porque Dios desea que todos reciban de su abundancia. Los que reciben, pues, tendrán que dar cuenta a Dios de por qué lo han recibido y a qué fin; porque los que reciben en necesidad no serán juzgados, pero los que
reciben con pretextos simulados recibirán el castigo. Así pues, el que da es inocente; porque como recibe del Señor el servicio a ejecutar, lo ha ejecutado en sinceridad, sin hacer distinción entre a quién da y a quién no da. Esta administración, pues, cuando es ejecutada sinceramente, pasa a ser gloriosa a la vista de Dios. Hermas (150 d.C.)

Los que tenemos, socorremos a todos los necesitados y nos asistimos siempre los unos a los otros. Por todo lo que comemos, bendecimos siempre al Hacedor del universo. Justino Mártir (160 d.C.)

“Quien se compadece del pobre presta a Dios.” Mas aunque Dios no tenga necesidad de nada, recibe nuestras buenas obras a fin de darnos en retorno sus propios bienes, como dice nuestro Señor: “Vengan, benditos de mi Padre, a recibir el reino preparado para ustedes; porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, vagué peregrino y me recibieron, desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, en la cárcel y vinieron a verme.” Así como él no necesita de estas cosas, y sin embargo quiere que las hagamos en favor de nosotros mismos, así también el Verbo mismo mandó al pueblo que ofreciera oblaciones aunque él no las necesitaba, sino para que aprendiera a servir a Dios.Ireneo (180 d.C.)

  Por amor a otro el cristiano se hace pobre a sí mismo, para que no pase por alto a ningún hermano que tenga necesidad. Comparte, especialmente si cree que él puede soportar la pobreza mejor que su hermano. También considera que el sufrir de otro es su propio sufrir. Y si sufre algo por haber compartido de su propia pobreza, no se queja. Clemente de Alejandría (195 d.C.) 


 Poseer, por una parte, lo suficiente y no angustiarse por tenerlo que buscar; y, por otra, socorrer a los que convenga. Porque, de no tener nadie nada, ¿qué comunión de bienes podría darse entre los hombres?...  ¿Cómo dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al desamparado, cosas por las que, de no hacerse, amenaza el Señor con el fuego eterno y las tinieblas exteriores, si cada uno empezara por carecer de todo eso? Clemente de Alejandría (195 d.C.)

No es humano ni equitativo decir palabras como estas: “Está en mi mano y mi sobra ¿Por qué no disfrutar?” En cambio, es más conforme al amor: “Está a mi disposición, ¿Por qué no repartirlo entre los necesitados?” En efecto, es perfecto quien cumple el precepto: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Este es el verdadero gozo, la verdadera riqueza que acumula tesoros para sí, mientras que el gastar para satisfacer los vanos deseos se ha de considerar como  derroche y no como gasto. Sé muy bien que Dios nos ha permitido hacer uso de las cosas, mas dentro de los límites de la estricta necesidad, y ha querido que este uso fuese común a todos. Clemente de Alejandría  (195 d.C.)

Es correcto suplir la necesidad; pero no está bien sostener la ociosidad. Clemente de Alejandría (195 d.C.)

“A cualquiera que te pida, dale.” Porque verdade-ramente Dios se deleita en el dar. Y este dicho está lleno de divinidad: no esperar a que alguien nos pida, sino buscar a quienes merecen recibir la bondad… ¡Oh divina mercancía! Uno busca la inmortalidad con el dinero; y al dar las cosas perece-deras del mundo, uno recibe a cambio una mansión éterna en los cielos. Clemente de Alejandría (195 d.C.)

 (Escrito a los paganos) Nuestra compasión gasta más en las calles  que ustedes en sus templos. Tertuliano (197 d.C.)

Si  tu hermano se encuentra débil (hablo del hombre pobre) y yace enfermo, no lo visites con las manos vacías. Haz el bien delante de Dios. Paga tu obediencia con tu dinero… No hay valor en visitar solamente con palabras, pero sí con ayuda. (Visitarlo sólo con palabras) sería maldad contra tu hermano que está enfermo por la falta de alimentos. ¡No lo sacies con palabras! ¡Tu hermano necesita comida y bebida! Comodio (240 d.C.)

Fíjate cuánto peca él en la iglesia: ¡Aquel que se prefiere a sí mismo y a sus hijos que a Cristo! Tal persona preserva sus riquezas y no comparte sus abundantes bienes para aliviar la pobreza de los necesitados. Cipriano (250 d.C.)

¿Cuánto más podría Él estimular las obras de nuestra justicia y misericordia, al decir que al dar a los necesitados y a los pobres, le damos a Él? Cipriano (250 d.C.)

Para mantener esta hermandad, Dios quiere que hagamos siempre el bien, nunca el mal. Y Él mismo nos enseña en qué consiste hacer el bien: ayudar a los humildes y desgraciados, dar de comer a los que no tengan alimento. Siendo piadoso, quiso que los hombres vivamos en sociedad y que veamos en cada persona nuestra misma naturaleza. No merecemos ser librados en los peligros si no socorremos a los demás; ni recibir auxilio si lo negamos nosotros. Lactancio (304-313 d.C.)

Alguien podría argumentar: “Si yo hiciera todas estas cosas (compartir nuestros bienes con los necesitados), no tendría posesiones. ¿Y qué si una
gran cantidad de personas estuviera en necesidad, sufriendo frío, siendo llevada cautiva y tuviera que morir? Si alguien actuara de este modo, ¡se privaría de sus bienes en un sólo día! ¿Debería echar yo los bienes que adquirí por medio de mi propio trabajo o el de mis padres? ¿Debería vivir yo mismo de la lástima de otros?” (Respuesta de Lactancio:) ¿Por qué temes convertir un bien frágil y perecedero en uno que es eterno? ¿Por qué temes confiar tus tesoros a Dios como el preservador de ellos? Pues, si lo hicieras, no temerías a los ladrones ni al orín ni al tirano. El que es rico para con Dios, nunca puede ser pobre. Si amas la justicia, deja de lado entonces la carga que te oprime y sigue la justicia. Líbrate tú mismo de la esclavitud y las cadenas para que puedas correr a Dios sin ningún obstáculo.Lactancio (304-313 d.C.)

Pero (los paganos hacen una distinción entre estas cosas). Esto se debe a que éstos miden todas las cosas por su utilidad presente, no por la verdad misma. Pues éstos esperan que aquellos a quienes socorren del peligro, les devuelvan el favor. Sin embargo, puesto que los paganos no pueden esperar nada de los pobres, piensan que el dar a este tipo de hombres es un desperdicio… No obstante, nosotros no debemos dar nuestras provisiones a personas indicadas (a los que nos pueden devolver), sino tanto como sea posible a los no indicados. Porque cuando uno lo hace sin esperar nada a cambio, verdadera-mente lo hace por causa de la justicia, la piedad y la humanidad. Lactancio (304-313 d.C.)

¿Por qué haces distinción entre personas? ¿Por qué miras las apariencias corporales?... Sé generoso con los ciegos, los débiles, los cojos y los destituidos. Pues ellos morirán a menos que tú les concedas tus dones. Ellos pueden ser inútiles para los hombres, pero son útiles para Dios; por cuanto Él preserva la vida en ellos y los dota de respiración.Lactancio (304-313 d.C.)


 II. Recompensas por ayudar a los necesitados

A Jehová presta el que da al pobre, Y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.Proverbios 19:17

Mucho mejor es la oración acompañada con el ayuno, y dar limosna viviendo honradamente, que tener riquezas y ser malvado. Mucho mejor es dar limosna  que conseguir  montones de oro. Dar limosna salva de la muerte y purifica todo pecado. Los que dan limosna gozarán de larga vida. Tobías 12:8-9 

Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Lucas 12:33 



Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Mateo 6:3-4 

El, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. Hechos 10:4

Y ante todo, tened entre ustedes ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados. 1 Pedro 4:8

Pero todo el que toma sobre sí la carga de su prójimo, todo el que desea beneficiar a uno que es peor en algo en lo cual él es superior, todo el que provee a los que tienen necesidad las posesiones que ha recibido de Dios, pasa a ser un dios para aquellos que lo reciben de él, es un imitador de Dios.  Epístola a Diogneto (125-200 d.C.)

Cuando puedan hacer bien, no lo demoren, porque la limosna libra de la muerte.Policarpo (135 d.C.)

El dar limosna es, pues, una cosa buena, como el arrepentirse del pecado. El ayuno es mejor que la oración, pero el dar limosna mejor que estos dos. Y el amor cubrirá multitud de pecados, pero la oración hecha en buena conciencia libra de la muerte. Bienaventurado el hombre que tenga abundancia de ellas. Porque el dar limosna quita la carga del pecado.  Segunda de Clemente (150 d.C.)

Por tanto, en vez de campos, compra almas que estén en tribulación, como puede cada cual, y visita a las viudas y los huérfanos, y no lo descuides; y gasta tus riquezas y todos tus recursos, que has recibido de Dios, en campos y casas de esta clase. Porque para este fin les ha enriquecido el Señor, para que puedan ejecutar estos servicios suyos. Es mucho mejor comprar campos [y posesiones] y casas de esta clase, que hallarás en tu propia ciudad (el cielo) cuando vayas a residir a ella. Esta distribución abundante es hermosa y gozosa y no trae tristeza ni temor, sino gozo. Hermas (150 d.C.)

Los dos, pues, cumplen su obra; el pobre haciendo intercesión, en lo cual es rico [y que él recibe del Señor]; y la devuelve, otra vez, al Señor que se la proporciona. El rico, también, de igual manera provee al pobre, sin vacilar, las riquezas que ha recibido del Señor. Y esta obra es grande y aceptable a Dios, porque (el rico) entiende (el objeto) de sus riquezas, y provee para el pobre de los tesoros del Señor, y realiza el servicio del Señor rectamente.Hermas (150 d.C.)

Digo, además, que todo hombre debe ser rescatado de la desgracia; porque el que tiene necesidad, y sufre desgracias en su vida diaria, está en gran tormento y necesidad. Así pues, todo el que rescata de la penuria una vida de esta clase, obtiene un gran gozo para sí mismo. Porque el que es hostigado por la desgracia de esta clase es afligido y torturado con igual tormento que el que está en cadenas. Porque muchos hombres, a causa de calamidades de esta clase, como ya no lo pueden resistir más, recurren a la violencia contra ellos mismos (el suicidio). Por tanto, el que conoce la calamidad de un hombre de esta clase y no lo rescata, comete un gran pecado, y se hace culpable de la sangre del mismo. Hagan, pues, buenas obras todos los que hayan recibido (beneficios) del Señor.Hermas (150 d.C.)

El hombre bueno, si es prudente y justo, atesora riquezas en el cielo. Éste, vendiendo los bienes terrenales y repartiéndolos a los necesitados, encuentra un tesoro imperecedero, “donde no existe polilla ni ladrón.” Este hombre realmente bienaventurado, por más insignificante, enfermo y despreciable que parezca, posee, en verdad, el mayor de los tesoros. Clemente de Alejandría (195 d.C.)

Los pecados son limpiados por las limosnas y los actos de fe. Clemente de Alejandría (195 d.C.)

Nosotros tenemos por patria el paraíso… ¡Qué alegría tan grande para ellos (los mártires) y nosotros llegar a su presencia y abrazarlos, qué placer disfrutar allá del reino del cielo sin temor de morir y qué dicha tan soberana y perpetua con una vida sin fin! …allí (estarán) los galardonados por su misericordia, que hicieron obras buenas, socorriendo a los pobres con limosnas, que, por cumplir los preceptos del Señor, transfirieron sus bienes terrenos a los tesoros del cielo. Corramos, hermanos amadísimos, con insaciable anhelo tras éstos, para estar enseguida con ellos; deseemos llegar pronto a Cristo. Vea Dios estos pensamientos, y que Cristo contemple estos ardientes deseos de nuestro espíritu y fe; Él otorgará mayores favores de su amor a los que tuvieren mayores deseos de Él. Cipriano (250 d.C.) 

Aquellos que oran no deberían presentarse a Dios con oraciones sin fruto o vacías… Él nos dará en el día del juicio un premio por nuestras obras y limosnas. Además, incluso en esta vida, Él es un oidor misericordioso de aquel que viene a Él en oración unida con buenas obras. Por ejemplo, Cornelio el centurión oyó una voz mientras oraba. Porque éste tenía la costumbre de hacer muchas obras de caridad hacia el pueblo y oraba constan-temente a Dios. Un ángel apareció… a este hombre diciendo: “Cornelio, tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios.” Cipriano (250 d.C.)

Él nos muestra que nuestras oraciones y ayunos son de menos valor si no son acompañadas por las limosnas… La vida es librada de los peligros y las almas de la muerte por dar limosnas. Cipriano (250 d.C.)


III. Hacer amigos con las riquezas injustas

Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas. Lucas 16:9 

Y sabiendo que nosotros también obraríamos bien al poseer algo recibido de otros, dijo: “El que tenga dos túnicas dé una al que no tenga, y haga lo mismo quien tenga comida”; y: “Tuve hambre y me dieron de comer, desnudo y me vistieron”; y: “Cuando des limosna, que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha.” Lo mismo se diga de todas las obras de beneficencia por las cuales somos justificados, como si redimiéramos lo nuestro al dar de lo ajeno. Y digo de lo ajeno, no porque el mundo sea ajeno a Dios, sino porque hemos recibido de otros esos bienes, así como los hebreos los recibieron de los egipcios que no conocían a Dios. Y usándolos construimos en nosotros mismos el santuario de Dios, en cuanto Dios habita en quienes hacen el bien. Como dice el Señor: “Hagan amigos con el dinero injusto, para que ellos, cuando se los eche, les reciban en los eternos tabernáculos.” Nosotros, pues, somos justificados como creyentes cuando convertimos en utilidad para el Señor aquello que como paganos habíamos adquirido de la injusticia.Ireneo (180 d.C.)
   
Contrario a lo que es el caso con el resto de los hombres, reúne par ti mismo un ejército que no posea armas bélicas, no sangriento, pacífico y sin mancha: un ejército de ancianos piadosos, huérfanos queridos por Dios, viudas armadas con mansedum-bre y hombres adornados con amor. Obtén con tu dinero tales guardas para tu cuerpo y tu alma… Todos estos guerreros y guardas son dignos de confianza. Ninguno de ellos es ocioso o inútil. Algunos de ellos pueden obtener el perdón de Dios para ti. Otros pueden consolarte en la enfermedad. E incluso otros pueden llorar y gemir a favor de ti delante del Señor.Clemente de Alejandría (195 d.C.)

Es absurdo que uno disfrute cuando los demás pasan necesidad. ¡Cuánto más razonable es gastar a favor de los hombres que gastar en piedras preciosas y oro! ¡Cuánto  más útil es poseer amigos que nos adornen que adornos sin alma! Clemente de Alejandría (195 d.C.)


IV. Cómo ofrendaban en el culto

En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de ustedes ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. Y cuando haya llegado, a quienes hubiereis designado por carta, a éstos enviaré para que lleven vuestro donativo a Jerusalén. 1 Corintios 16:1-3

No seas de los que extienden la mano para recibir y la encogen para dar. Amarás como a la niña de tus ojos a todo el que te habla del Señor… No vacilarás en dar, ni cuando des murmurarás, sino que conocerás quien es el buen pagador de tu galardón. Bernabé (70-130 d.C.)

  Al salir el apóstol, deben proveerle de pan para que pueda ir a la ciudad donde se dirija: si pide dinero, es un falso profeta… El profeta, que hablando por el espíritu, ordenare la mesa y comiere de ella, es un falso profeta. El profeta que enseñare la verdad, pero no hiciere lo que enseña, es un falso profeta. Si alguien, hablando por el espíritu, les pidiere dinero u otra cosa, no le hagan caso. Didaché (80-140 d.C.)

Los que tienen las manchas son diáconos que ejercieron mal su oficio, y saquearon la sustancia de viudas y huérfanos, e hicieron ganancia para sí con las administraciones que habían recibido para ejecutar. Estos, pues, si permanecen en el mismo mal deseo, son muertos y no hay esperanza de vida para ellos. Hermas (150 d.C.)

El día que se llama del sol [el domingo], se celebra una reunión de todos los que viven en las ciudades o en los campos, y se leen los recuerdos de los apóstoles o los escritos de los profetas, mientras hay tiempo… Los que tienen y quieren, dan libremente lo que les parece bien; lo que se recoge se entrega al que dirige para que socorra con ello a huérfanos y viudas, a los que están necesitados por enfermedad u otra causa, a los encarcelados, a los forasteros que están de paso: en resumen, se le constituye en proveedor para quien se halle en la necesidad. Justino Mártir (160 d.C.)

Pero ellos (los herejes), y a mi juicio con toda razón, no quieren enseñar abiertamente a todos, sino sólo a quienes pueden pagar bien por tales misterios. Pues estas cosas no se parecen a aquéllas de las que dijo el Señor: “Den gratis lo que gratis han recibido.” Ireneo (180 d.C)

Ha sido su costumbre, desde el principio, hacer bien de diferentes maneras a todos los hermanos y de enviar socorros a las muchas iglesias que hay en cada  ciudad. Así alivian la miseria de los indigentes y proveen las necesidades de los hermanos que están en las minas mediante los recursos que han mandado desde un principio. Dionisio de Corinto (siglo II)

Tenemos una especie de caja, sus ingresos no provienen de cuotas fijas, como si con ello se pusiera un precio a la religión, sino que cada uno, si quiere o si puede, aporta una pequeña cantidad el día señalado de cada mes, o cuando quiere. En esto no hay compulsión alguna, sino que las aportaciones son voluntarias, y constituyen como un fondo de caridad. En efecto, no se gasta en banquetes, o bebidas, o despilfarros inútiles, sino en alimentar o enterrar a los pobres, o ayudar a los niños y niñas que han perdido a sus padres y sus bienes, o a los ancianos confinados en sus casas, a los náufragos, o a los que trabajan en las minas, o están desterrados en las islas o prisiones o en las cárceles.Tertuliano (197 d.C.) 

Pero dicen (los paganos): justamente los sacerdotes se irritan debido a la inutilidad de los cristianos, porque cada día se disminuyen los tributos en los templos, “ya que no hay un cristiano que arroje a los dioses un dinero.” Señores, no es culpa nuestra; consideren que nuestro trabajo no basta para sustentar a hombres pobres (los sacerdotes) y dioses mendigos, y entendemos que la limosna no se ha de dar, sino al que la llega a pedir. Si quiere Júpiter que le demos, hable, pida, alargue la mano y reciba, mientras extiende el brazo, sepa que nuestra piedad gasta más con los pobres que piden de calle en calle, que su religión con los dioses que piden de templo en templo. Tertuliano (197 d.C.)

En una carta dirigida a los cristianos encarcelados, Tertuliano escribió:
 Entre los alimentos que para el cuerpo ¡Oh, escogidos y dichosos mártires! les envía a la cárcel la señora iglesia, nuestra madre, sacados de sus pechos y del trabajo, de cada uno de los fieles (se refiere a las ofrendas voluntarias de los cristianos), reciban también de mí algo que nutra su espíritu (una carta). Tertuliano (197 d.C.)

La siguiente cita fue escrita a los obispos y diáconos de Cartago, África, sobre cómo distribuir el dinero recolecta-do en la congregación.
Respecto al suministro de recursos, les ruego que nada falte, tanto a los que por confesar gloriosamente al Señor están en la cárcel, como a los que viéndose en pobreza y necesidad, permanecen, no obstante, fieles al Señor. Cipriano (250 d.C.)  

viernes, 13 de marzo de 2015

LA MALA COSTUMBRE DE REPETIR SIN ESCUDRIÑAR EL ORIGEN DE LA FRASE.


Hermanos si yo le cito este pasaje en su comienzo creo que usted de manera inmediata lo completará-
Examinadlo todo; retened lo bueno....COMPLETE EL PASAJE
El 90% de los creyentes a los que he hecho esta prueba sin parpadear me ha completado con "Y DESECHAR LO MALO", Yo durante mucho tiempo también estuve en la labor del loro, repetirlo sin comprobar si de verdad el pasaje finalizaba así.
Ahora citaré el pasaje completo: "Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal." 1ra a los Tesalonicenses 5:21-22.
Por ningún lado esta la popular frase "desechar lo malo".
El peligro es que este refrán evangelico se ha utilizado para permitir falsas enseñanzas y prácticas extrañas, pues ellos retienen lo bueno y desechan lo malo, es decir permiten cualquier cosa si a la misma se le puede "sacar" algo bueno.
Pero el pasaje enseña a retener lo bueno y ABSTENERSE DE TODO TIPO DE MAL.
Sin intención de avergonzar a ningún hermano, le invito que ponga por prueba esto, citele la primera parte del pasaje a algún creyente y notará cuantos repiten el refrán religioso.

EL JUICIO FINAL - Citas bíblicas y comentarios de los primeros cristianos


Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Mateo 25:31-32 
No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. Juan 5:28-29 

Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.  Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Romanos 14:10-12 

   Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Apocalipsis 20:12 

Te acordarás noche y día del día del juicio, y buscarás cada día las personas de los santos. Ya predicando la palabra, y caminando para consolar y meditando para salvar un alma por la palabra, ya ocupado en oficio manual, trabajarás para rescate de tus pecados.
Bernabé (70-130 d.C.)

Sean  discípulos de Dios, inquiriendo qué busca el Señor de ustedes, y obren de manera que sean hallados en el día del juicio.
Bernabé (70-130 d.C.)

Estén atentos, pues, hermanos, para que sus beneficios, que son muchos, no se vuelvan en juicio contra nosotros, si no andamos como es digno de El. Por tanto, es bueno que no nos apartemos de su voluntad.
Clemente de Roma (30-100 d.C.)

Si un hombre no se abstiene de la codicia será corrompido por la idolatría y será juzgado como uno de los gentiles que no conocen el juicio del Señor. ¡Cómo! ¿No saben que los santos juzgarán al mundo, según enseña Pablo?
Policarpo (135 d.C.)

Policarpo dijo: “Tú me amenazas con fuego que arde un rato y después se apaga; pero no sabes nada  del fuego del juicio futuro y del castigo eterno, que está reservado a los impíos. ¿Por qué te demoras? Haz lo que quieras.”
Martirio de Policarpo (135 d.C.)

Porque si nos desprendemos de estos goces y vencemos nuestra alma, rehusando dar satisfacción a sus concupiscencias, seremos partícipes de la misericordia de Jesús. Porque saben que el día del juicio está acercándose, como un horno encendido, y los poderes de los cielos se disolverán, y toda la tierra se derretirá como plomo en el fuego, y entonces se descubrirá el secreto y las obras ocultas de los hombres.
Segunda de Clemente (150 d.C.)

Y los no creyentes verán su gloria y su poder, y se quedarán asombrados al ver el reino del mundo entregado a Jesús, y dirán: Ay de nosotros, porque Tú eras, y nosotros no te conocimos y no creímos en Ti; y no obedecimos a los presbíteros cuando nos hablaban de nuestra salvación. Y su gusano no morirá, y su fuego no se apagará, y serán hechos un ejemplo para toda carne. Está hablando del día del juicio, cuando los hombres verán a aquellos que, entre ustedes, han vivido vidas impías y han puesto por obra falsamente los mandamientos de Jesucristo. Pero los justos, habiendo obrado bien y sufrido tormentos y aborrecido los placeres del alma, cuando contemplen a los que han obrado mal y negado a Jesús con sus palabras y con sus hechos, cuando sean castigados con penosos tormentos en un fuego inextinguible, darán gloria a Dios, diciendo: Habrá esperanza para aquel que ha servido a Dios de todo corazón.
Segunda de Clemente (150 d.C.)

 Porque si Dios hubiera dado la recompensa de los justos inmediatamente, entonces nuestro entrena-miento habría sido un pago constante y sonante, no un entrenamiento en la piedad; porque no habríamos sido justos yendo en pos de lo que es piadoso, sino de las ganancias. Y por esta causa el juicio divino alcanza al espíritu que no es justo, y lo llena de cadenas.
Segunda de Clemente (150 d.C.)


 (Cristo) De nuevo vendrá en la gloria como salvador de todos los que se salvan y como juez de los que son juzgados, para enviar al fuego eterno a quienes desfiguran su verdad y desprecian a su Padre y su venida.
Ireneo (180 d.C.)

Anunció a un solo y único Señor, que en el tiempo de Noé envió el diluvio para castigar la desobediencia de los seres humanos, y en tiempo de Lot hizo llover fuego del cielo para castigar los muchos pecados de los sodomitas. De modo semejante en el día del juicio castigará la desobediencia y los peca-dos. Y dijo que ese día sería más tolerable para Sodoma y Gomorra que para la ciudad o casa que rechazare la palabra de sus apóstoles: “Y tú, Caper-
naúm, ¿acaso piensas alzarte hasta el cielo? Caerás hasta el infierno. Porque si en Sodoma se hubiesen hecho los milagros que en ti tuvieron lugar, aún duraría hasta el día de hoy. En verdad les digo: el día del juicio será más tolerable para los habitantes de Sodoma que para ustedes.”    
Ireneo (180 d.C.)

El día del juicio universal será más tolerable para los habitantes de Sodoma que para quienes, habiendo visto los milagros que realizaba, no creyeron en él ni recibieron su enseñanza. Porque, así como por su venida derramó mayor gracia sobre quienes creyeron en él y cumplieron su voluntad, de igual manera infligirá mayor castigo a quienes no creyeron; pues, es igualmente justo para todos.
Ireneo (180 d.C.)

Resucitado y subido al cielo, espera a la diestra del Padre el momento por Él fijado para juzgar a todos sus enemigos que a Él habían de ser sometidos. Los enemigos son todos los que fueron hallados en rebelión: ángeles, arcángeles, principados, tronos, que menosprecian la verdad.
Ireneo (180 d.C.)

Rogamos también por los emperadores, por sus ministros, por las potestades, por el estado del siglo, por la paz de todos y por el retardo del juicio final.
Tertuliano (197 d.C.) 

Nuestro Dios que una vez destinó el día fijo para juzgar a los hombres cuando el mundo se acabare, no precipita anticipadamente el distinguir las personas antes que se acabe; pues el discernir entre los méritos de las personas, es una condición esencial del acto judicial.
Tertuliano (197 d.C.) 

Ciertamente que si la razón de la resurrección es para que todos asistan al juicio destinado, y allí oigan la sentencia final del juicio de Dios, será necesario que se presente allí el mismo que obró para que de las obras buenas o malas. Por esto han de presentarse también los cuerpos; pues el alma sola sin carne, no padece penas corporales, y ya que las almas han de ser juzgadas de las obras que hicieron con dependencia del cuerpo… es razonable que el cuerpo sea examinado por el servicio que hizo al alma.
Tertuliano (197 d.C.) 

Después de mil años, durante los cuales se terminará la resurrección de los santos, que tendrá lugar con mayor o menor rapidez según hayan sido pocos o muchos sus méritos, seguirá la destrucción del mundo y la conflagración de todas las cosas. Entonces vendrá el juicio, y cambiados en un abrir y cerrar de ojos en cuerpos angelicales, es decir, revistiéndonos de un manto de incorruptibilidad, seremos transportados al reino celestial.
Tertuliano (197 d.C.) 

Aquellos que hicieron el bien serán asignados con justicia a la dicha eterna. A los que amaron la maldad les será dado el castigo eterno.
Hipólito (200 d.C.)

El fin y la consumación del mundo y el odioso tiempo del Anticristo ya están acercándose.
Cipriano (250 d.C.)

También las voces de los profetas en el mundo, de acuerdo a lo celestial, anuncian que el fin y la destrucción de todas las cosas vendrán en breve. Ellos describen la última época del fatigado y desgastado mundo.


Lactancio (304-313 d.C.)