viernes, 13 de marzo de 2015

EL JUICIO FINAL - Citas bíblicas y comentarios de los primeros cristianos


Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Mateo 25:31-32 
No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. Juan 5:28-29 

Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.  Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Romanos 14:10-12 

   Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Apocalipsis 20:12 

Te acordarás noche y día del día del juicio, y buscarás cada día las personas de los santos. Ya predicando la palabra, y caminando para consolar y meditando para salvar un alma por la palabra, ya ocupado en oficio manual, trabajarás para rescate de tus pecados.
Bernabé (70-130 d.C.)

Sean  discípulos de Dios, inquiriendo qué busca el Señor de ustedes, y obren de manera que sean hallados en el día del juicio.
Bernabé (70-130 d.C.)

Estén atentos, pues, hermanos, para que sus beneficios, que son muchos, no se vuelvan en juicio contra nosotros, si no andamos como es digno de El. Por tanto, es bueno que no nos apartemos de su voluntad.
Clemente de Roma (30-100 d.C.)

Si un hombre no se abstiene de la codicia será corrompido por la idolatría y será juzgado como uno de los gentiles que no conocen el juicio del Señor. ¡Cómo! ¿No saben que los santos juzgarán al mundo, según enseña Pablo?
Policarpo (135 d.C.)

Policarpo dijo: “Tú me amenazas con fuego que arde un rato y después se apaga; pero no sabes nada  del fuego del juicio futuro y del castigo eterno, que está reservado a los impíos. ¿Por qué te demoras? Haz lo que quieras.”
Martirio de Policarpo (135 d.C.)

Porque si nos desprendemos de estos goces y vencemos nuestra alma, rehusando dar satisfacción a sus concupiscencias, seremos partícipes de la misericordia de Jesús. Porque saben que el día del juicio está acercándose, como un horno encendido, y los poderes de los cielos se disolverán, y toda la tierra se derretirá como plomo en el fuego, y entonces se descubrirá el secreto y las obras ocultas de los hombres.
Segunda de Clemente (150 d.C.)

Y los no creyentes verán su gloria y su poder, y se quedarán asombrados al ver el reino del mundo entregado a Jesús, y dirán: Ay de nosotros, porque Tú eras, y nosotros no te conocimos y no creímos en Ti; y no obedecimos a los presbíteros cuando nos hablaban de nuestra salvación. Y su gusano no morirá, y su fuego no se apagará, y serán hechos un ejemplo para toda carne. Está hablando del día del juicio, cuando los hombres verán a aquellos que, entre ustedes, han vivido vidas impías y han puesto por obra falsamente los mandamientos de Jesucristo. Pero los justos, habiendo obrado bien y sufrido tormentos y aborrecido los placeres del alma, cuando contemplen a los que han obrado mal y negado a Jesús con sus palabras y con sus hechos, cuando sean castigados con penosos tormentos en un fuego inextinguible, darán gloria a Dios, diciendo: Habrá esperanza para aquel que ha servido a Dios de todo corazón.
Segunda de Clemente (150 d.C.)

 Porque si Dios hubiera dado la recompensa de los justos inmediatamente, entonces nuestro entrena-miento habría sido un pago constante y sonante, no un entrenamiento en la piedad; porque no habríamos sido justos yendo en pos de lo que es piadoso, sino de las ganancias. Y por esta causa el juicio divino alcanza al espíritu que no es justo, y lo llena de cadenas.
Segunda de Clemente (150 d.C.)


 (Cristo) De nuevo vendrá en la gloria como salvador de todos los que se salvan y como juez de los que son juzgados, para enviar al fuego eterno a quienes desfiguran su verdad y desprecian a su Padre y su venida.
Ireneo (180 d.C.)

Anunció a un solo y único Señor, que en el tiempo de Noé envió el diluvio para castigar la desobediencia de los seres humanos, y en tiempo de Lot hizo llover fuego del cielo para castigar los muchos pecados de los sodomitas. De modo semejante en el día del juicio castigará la desobediencia y los peca-dos. Y dijo que ese día sería más tolerable para Sodoma y Gomorra que para la ciudad o casa que rechazare la palabra de sus apóstoles: “Y tú, Caper-
naúm, ¿acaso piensas alzarte hasta el cielo? Caerás hasta el infierno. Porque si en Sodoma se hubiesen hecho los milagros que en ti tuvieron lugar, aún duraría hasta el día de hoy. En verdad les digo: el día del juicio será más tolerable para los habitantes de Sodoma que para ustedes.”    
Ireneo (180 d.C.)

El día del juicio universal será más tolerable para los habitantes de Sodoma que para quienes, habiendo visto los milagros que realizaba, no creyeron en él ni recibieron su enseñanza. Porque, así como por su venida derramó mayor gracia sobre quienes creyeron en él y cumplieron su voluntad, de igual manera infligirá mayor castigo a quienes no creyeron; pues, es igualmente justo para todos.
Ireneo (180 d.C.)

Resucitado y subido al cielo, espera a la diestra del Padre el momento por Él fijado para juzgar a todos sus enemigos que a Él habían de ser sometidos. Los enemigos son todos los que fueron hallados en rebelión: ángeles, arcángeles, principados, tronos, que menosprecian la verdad.
Ireneo (180 d.C.)

Rogamos también por los emperadores, por sus ministros, por las potestades, por el estado del siglo, por la paz de todos y por el retardo del juicio final.
Tertuliano (197 d.C.) 

Nuestro Dios que una vez destinó el día fijo para juzgar a los hombres cuando el mundo se acabare, no precipita anticipadamente el distinguir las personas antes que se acabe; pues el discernir entre los méritos de las personas, es una condición esencial del acto judicial.
Tertuliano (197 d.C.) 

Ciertamente que si la razón de la resurrección es para que todos asistan al juicio destinado, y allí oigan la sentencia final del juicio de Dios, será necesario que se presente allí el mismo que obró para que de las obras buenas o malas. Por esto han de presentarse también los cuerpos; pues el alma sola sin carne, no padece penas corporales, y ya que las almas han de ser juzgadas de las obras que hicieron con dependencia del cuerpo… es razonable que el cuerpo sea examinado por el servicio que hizo al alma.
Tertuliano (197 d.C.) 

Después de mil años, durante los cuales se terminará la resurrección de los santos, que tendrá lugar con mayor o menor rapidez según hayan sido pocos o muchos sus méritos, seguirá la destrucción del mundo y la conflagración de todas las cosas. Entonces vendrá el juicio, y cambiados en un abrir y cerrar de ojos en cuerpos angelicales, es decir, revistiéndonos de un manto de incorruptibilidad, seremos transportados al reino celestial.
Tertuliano (197 d.C.) 

Aquellos que hicieron el bien serán asignados con justicia a la dicha eterna. A los que amaron la maldad les será dado el castigo eterno.
Hipólito (200 d.C.)

El fin y la consumación del mundo y el odioso tiempo del Anticristo ya están acercándose.
Cipriano (250 d.C.)

También las voces de los profetas en el mundo, de acuerdo a lo celestial, anuncian que el fin y la destrucción de todas las cosas vendrán en breve. Ellos describen la última época del fatigado y desgastado mundo.


Lactancio (304-313 d.C.)

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