martes, 13 de enero de 2015

Los lentes y el cuadro pintado ¿Buscando la verdad o lo que me conviene?


Hace un tiempo en una escuela se abrió un debate en cuanto a permitir o no iniciar la cátedra de pintura para los estudiantes. Para aquel caso se designaron tres jueces y se le dio a un joven la tarea de realizar una pintura y de allí se daría el veredicto. Una vez terminado el trabajo el primer juez que era quien se oponía a abrir la clase procedió a colocarse unos lentes que detallaban cada centímetro de la obra, aquel examino cada trazo y resaltó todos los detalles malos para apoyar su posición.
El segundo juez quien era el que apoyaba la idea de impartir la clase de pintura se colocó unos lentes que eran corrientes, aquel obvió lo malo de la pintura y llegó a exagerar la calidad de aquel cuadro exclamando que de aquello saldrían los próximos artistas de la pintura.
El último de los jueces que no estaba de parte de ningún lado sino que debía dar un justo veredicto al trabajo procedió a realizar la evaluación de la pintura sin colocarse ningún lente, aquel reconoció los errores de la obra y también aplaudió los aspectos positivos, al final todo se mantuvo igual, los dos primeros no cedieron a sus posiciones radicales pues vieron lo que querían ver, mientras que el tercero fue el único que pudo dar una evaluación con frutos.

Así en cada circunstancia ya sea de la vida diaria, de temas como políticos, filosóficos o religiosos cada cuál ve con sus propios lentes cada detalle que puedan apoyar su punto de vista.

Usted se estará preguntando que tendrá que ver esto con la iglesia?
Bueno hermano en algún momento de nuestro andar cristiano nosotros nos hemos puestos esos lentes. Procederé a confirmar esto tomando como ejemplo el capítulo más citado por los predicadores Juan 3:16-20
El pasaje completo dice:
16Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna, 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.

Una vez el pasaje ha sido expuesto completamente cada cuál procede a colocarse los lentes que resalten lo que apoye su interpretación.
Los lentes de la mayoría de las religiones y del evangelismo a partir del siglo XVI resaltan el versículo 16, esto para apoyar la doctrina de “solo cree”. Aquellos que enseñan que para ser salvo simplemente debemos creer en Jesús, no importa si el resto de su vida usted le obedece o no, si mantiene una relación de fe y obediencia o no, simplemente crea y será salvo. 
Los lentes de las sectas y su mensaje que ya no hay condenación, que Cristo ya pagó el precio y que luego de la muerte todo los hombres no importa si vivieron o no una vida agradable al Señor irán al cielo toman el versículo 17 como lo más importante en la escritura, que el resto son dogmas de poca importancia y que no es necesario obedecer los mandamientos de Cristo.

Como entonces se interpreta este pasaje?
La respuesta es la misma que para el resto de la escritura, sin lentes; pasemos a leer el escrito en su contexto, sin aislar ningún versículo.
En la primera parte nos revela el amor de Dios que envió a Cristo a morir por nuestros pecados, y que si tenemos fe en ese sacrificio seremos salvos del pecado, pero el final nos muestra que si no recibimos a Cristo o si una vez reconocido no permanecemos en la luz acarrearemos condenación.
19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
Sin lentes podemos reconocer la verdad absoluta que se nos enseña, SI el amor de Dios es mencionado, SI debemos creer, pero a diferencia de los que se colocaron lentes podemos ver que también hay una condenación para los incrédulos y desobedientes.
Hermanos reconozcamos en nuestros corazones que hemos sacado de contexto algunos versículos para apoyar nuestras posturas, que hemos ido a la escritura con creencias preconcebidas, que hemos utilizado la palabra de Dios no como la fuente de la verdad absoluta sino como el respaldo a las doctrinas o legados que recibimos.

Como aquellos dos jueces nuestro compromiso no era con la verdad sino con nuestro pesamiento.

Tres consejos para leer la escritura:
  • Léela con una mente en blanco, no vayas de cacería tras versículos que apoyen tu pensamiento e ignores el resto del escritoNo selecciones textos arbitrariamente (ejemplo: el pasaje de Juan 3:16 es una muestra de cómo podemos extraer lo que nos favorece ignorando lo que va en contra de nuestras ideas)
  • Cuando vayas a estudiar un tema en específico acumula los diferentes pasajes que toquen el mismo y arma las piezas una vez leído los diferentes escritos.
(Ejemplo: si vas a estudiar sobre la salvación no puedes exponer ideas de las epístolas sin leer los evangelios)
  • No des importancia a un escritor en particular, recuerda que ninguno de ellos fue más grande que Cristo. (ejemplo: La mayoría de los expositores Bíblicos han declarado abiertamente que el evangelio más puro es el de Juan, que los otros tres carecen de carácter cristiano)


Amado hermano y amigo que profesas alguna creencia, nuestro anhelo es conocer la verdad no apoyar las tradiciones o creencias que nos parecen buenas.

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
2da a Timoteo 3:16-17


¡Que la paz y gracia del Señor sean con todos!
 Tu amigo y Hno. David Criollo

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