sábado, 25 de julio de 2015

Cuando la voluntad de Dios nos lleva por el camino difícil


El camino del evangelio es un camino de trabas, pruebas, dificultades, aflicciones, etc; al contrario de lo que los predicadores de la prosperidad han enseñado, el Señor Jesucristo, los apóstoles y los primeros cristianos enseñaron y vivieron este padecimiento. En ocasiones el camino por el que Dios nos envía es el mas difícil pero siempre con un propósito y con El ayudandonos a andarlo, y para ilustrar el mensaje citaremos un ejemplo.


Éxodo 13:17 Dios Habla Hoy (DHH)
17 Cuando el faraón dejó salir al pueblo israelita, Dios no los llevó por el camino que va al país de los filisteos, que era el más directo, pues pensó que los israelitas no querrían pelear cuando tuvieran que hacerlo, y que preferirían regresar a Egipto.

Este es el versículo que tomaremos como base para el mensaje y lo expondremos en su contexto. Esta es la ocasión en la que  el pueblo iba saliendo de Egipto después que faraón habia resuelto dejarlos marchar, en su camino hacia la tierra prometida el pueblo liderado por Moisés se encontraban cerca de un camino que llevaba a la tierra de los filisteos y era mas directo y rápido, mas El Señor en su conocimiento y soberania decidió no llevarlos por allí sino por otro camino que como leeremos encontrarían muchisimas dificultades.

A continuación la escena siguiente completa.


Éxodo 14 Dios Habla Hoy (DHH)
Los israelitas cruzan el Mar Rojo
1 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
2 «Di a los israelitas que regresen y acampen frente a Pi-hahirot, entre Migdol y el mar, frente a Baal-sefón. Que pongan sus campamentos enfrente de este lugar, junto al mar. 3 Así el faraón pensará: “Los israelitas no saben a dónde ir. Andan perdidos en el desierto.” Pero yo voy a hacer que el faraón se ponga terco y los persiga; entonces mostraré mi poder en él y en todo su ejército, y los egipcios sabrán que yo soy el Señor.»
Los israelitas lo hicieron así. 5 Mientras tanto, el rey de Egipto recibió aviso de que los israelitas se habían escapado. Entonces el rey y sus funcionarios cambiaron de parecer en cuanto a ellos, y se dijeron: «¿Pero cómo pudimos permitir que los israelitas se fueran y dejaran de trabajar para nosotros?»
6 En seguida el faraón ordenó que prepararan su carro de combate, y se llevó a su ejército. 7 Tomó seiscientos de los mejores carros, además de todos los carros de Egipto, que llevaban cada uno un oficial. 8 El Señor hizo que el faraón se pusiera terco y persiguiera a los israelitas, aun cuando ellos habían salido ya con gran poder.
9 Los egipcios con todo su ejército, con carros y caballería, salieron a perseguir a los israelitas, y los alcanzaron a la orilla del mar, junto a Pi-hahirot y frente a Baal-sefón, donde estaban acampados. 10 Cuando los israelitas se dieron cuenta de que el faraón y los egipcios se acercaban, tuvieron mucho miedo y pidieron ayuda al Señor. 11 Y a Moisés le dijeron:
—¿Acaso no había sepulcros en Egipto, que nos sacaste de allá para hacernos morir en el desierto? ¿Por qué nos has hecho esto? ¿Por qué nos sacaste de Egipto? 12 Esto es precisamente lo que te decíamos en Egipto: “Déjanos trabajar para los egipcios. ¡Más nos vale ser esclavos de ellos que morir en el desierto!”
13 Pero Moisés les contestó:
—No tengan miedo. Manténganse firmes y fíjense en lo que el Señor va a hacer hoy para salvarlos, porque nunca más volverán a ver a los egipcios que hoy ven. 14 Ustedes no se preocupen, que el Señor va a pelear por ustedes.
15 Entonces el Señor le dijo a Moisés:
—¿Por qué me pides ayuda? ¡Ordena a los israelitas que sigan adelante! 16 Y tú, levanta tu bastón, extiende tu brazo y parte el mar en dos, para que los israelitas lo crucen en seco. 17 Yo voy a hacer que los egipcios se pongan tercos y los persigan; entonces mostraré mi poder en el faraón y en todo su ejército, y en sus carros y caballería. 18 Cuando haya mostrado mi poder en el faraón, y en sus carros y caballería, los egipcios sabrán que yo soy el Señor.
19 En ese momento el ángel de Dios y la columna de nube, que marchaban al frente de los israelitas, cambiaron de lugar y se pusieron detrás de ellos. 20 Así la columna de nube quedó entre el ejército egipcio y los israelitas; para los egipcios era una nube oscura, pero a los israelitas los alumbraba. Por eso los egipcios no pudieron alcanzar a los israelitas en toda la noche.
21 Moisés extendió su brazo sobre el mar, y el Señor envió un fuerte viento del este que sopló durante toda la noche y partió el mar en dos. Así el Señor convirtió el mar en tierra seca, 22 y por tierra seca lo cruzaron los israelitas, entre dos murallas de agua, una a la derecha y otra a la izquierda.
23 Toda la caballería y los carros del faraón entraron detrás de ellos, y los persiguieron hasta la mitad del mar; 24 pero a la madrugada el Señor miró de tal manera al ejército de los egipcios, desde la columna de fuego y de nube, que provocó un gran desorden entre ellos; 25 descompuso además las ruedas de sus carros, de modo que apenas podían avanzar. Entonces los egipcios dijeron:
—Huyamos de los israelitas, pues el Señor pelea a favor de ellos y contra nosotros.
26 Pero el Señor le dijo a Moisés:
—Extiende tu brazo sobre el mar, para que el agua regrese y caiga sobre los egipcios, y sobre sus carros y caballería.
27 Moisés extendió su brazo sobre el mar y, al amanecer, el agua volvió a su cauce normal. Cuando los egipcios trataron de huir, se toparon con el mar, y así el Señor los hundió en él. 28 Al volver el agua a su cauce normal, cubrió los carros y la caballería, y todo el ejército que había entrado en el mar para perseguir a los israelitas. Ni un solo soldado del faraón quedó vivo. 29 Sin embargo, los israelitas cruzaron el mar por tierra seca, entre dos murallas de agua, una a la derecha y otra a la izquierda.
30 En aquel día el Señor salvó a los israelitas del poder de los egipcios, y los israelitas vieron los cadáveres de los egipcios a la orilla del mar. 31 Al ver los israelitas el gran poder que el Señor había desplegado contra Egipto, mostraron reverencia ante el Señor y tuvieron confianza en él y en su siervo Moisés.


Acabamos de leer aquella histórica y gloriosa ocasión en la que Dios obró el milagros y muy citado MAR ROJO PARTIDO EN DOS, pero aquella gloriosa escena no se hubiese vivido si Dios no los hubiera encerrado en aquel territorio, El Señor hízo que su pueblo estuviese entre aquel imponente mar rojo y el poderoso ejercito de faraón; aquel pueblo estaba entre la espada y la pared no tenía otra opción sino confíar y contemplar un poderoso milagro de un Dios que ellos apenas conocían.

El camino mas fácil era el que llevaba directo a la tierra de los filisteos pero ahora se encontraban con amenazas de muerte de ambos lados, allí se dejó leer la soberanía de Dios, una lección a depender de Dios, los israelíes que sólo de oídos conocían del Señor de sus padres ahora experimentaban su poder y su amor.

Esto se repitió en varias ocasiones en la escritura 

José recibió una promesa y era fácil que Dios lo levantara como gobernador de Egípto pero Dios lo llevó por el camino dificil de ser repudiado y vendído por sus hermanos, de estar encarcelado por algo que no cometió, PERO DIOS CUMPLIÓ SU PROPÓSITO EN JOSÉ.

Daniel era un joven de oración y de gran temor de Dios, pero Dios lo llevó por un camino donde recibiría sería amenazado de muerte, donde estuvo encerrado en foso con leones, PERO DIOS CUMPLIÓ SU PROPÓSITO EN DANIEL.

Cristo pudo haberse entronado como rey sin padecer, pero el padre lo llevó por un camino donde padeció sed, lloró, fue escupido, rechazado por los suyos, traícionado por uno de sus doce apostoles y martirizado en una cruz, PERO LA OBRA DE REDENCIÓN FUE CORONADA POR ESOS SUFRIMIENTOS.

Amados hermanos quizás estamos atravesando situaciones difíciles, quizás las fuerzas se están agotando, pero El Señor conoce lo que está haciendo y CUMPLIRÁ SU PROPÓSITO EN NOSOTROS SI NOS MANTENEMOS FIELES.

En una oportunidad Cristo le lavaba los pies a sus apóstoles, estos no entendian porque Dios hacía aquello a lo que Cristo  -  Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás despuésJuan 13:7


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