viernes, 17 de octubre de 2014

La tragedia de un mal testimonio cristiano

“Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” 
 Filipenses 2:15

El cristiano en la sociedad debería representar un ciudadano ejemplar en todos los hábitos de vida, Jesús comparó al creyente con la luz que alumbraría al mundo, Pablo asemejó a la iglesia con un luminar, que es el la fuente de luz que guía una embarcación en medio de tinieblas para hallar el rumbo correcto; las sagradas escrituras y escritos de los primeros siglos nos testifican  de cristianos que trastornaron el mundo con su ejemplo de rectitud y como su piadosa manera de vivir los llevo a ser para unos los que reflejaban a Cristo en la tierra y para otros una serie de lunáticos que parecían de otro mundo, y en realidad eso es lo que la iglesia debería ser, un pueblo extraño, que los de afuera lo puedan diferenciar del resto
.
 “Los cristianos tienen su morada en el mundo, y aun así no son del mundo. El alma que es invisible es guardada en el cuerpo que es visible; así los cristianos son reconocidos como parte del mundo, y, pese a ello, su religión permanece invisible. La carne aborrece al alma y está en guerra con ella, aunque no recibe ningún daño, porque le es prohibido permitirse placeres; así el mundo aborrece a los cristianos, aunque no recibe ningún daño de ellos, porque están en contra de sus placeres. El alma ama la carne, que le aborrece y (ama también) a sus miembros; así los cristianos aman a los que les aborrecen. El alma está aprisionada en el cuerpo, y, con todo, es la que mantiene unido al cuerpo; así los cristianos son guardados en el mundo como en una casa de prisión, y, pese a todo, ellos mismos preservan el mundo. El alma, aunque en sí inmortal, reside en un tabernáculo mortal; así los cristianos residen en medio de cosas perecederas, en tanto que esperan lo imperecedero que está en los cielos. El alma, cuando es tratada duramente en la cuestión de carnes y bebidas, es mejorada; y lo mismo los cristianos cuando son castigados aumentan en número cada día. Tan grande es el cargo al que Dios los ha nombrado, y que miles es legítimo declinar.”
Diogneto (125-200)

Como hemos escrito arriba un creyente de un buen testimonio es una bendición para el resto de la sociedad, pero qué consecuencias puede originar un creyente que viva una vida desordenada, que su andar refleje cualquier cosa menos a Cristo? Bueno para ello citaremos un ejemplo de la escritura.

“Entonces salió Lot y habló a sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo: Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir esta ciudad. Mas pareció a sus yernos como que se burlaba.”
Génesis 19:14

Esta es la ocasión en la que Dios destruiría a las ciudades de Sodoma y Gomorra debido al terrible crecimiento del pecado, El Señor envió dos ángeles para que libraran a Lot y a su familia entera de aquel juicio venidero. Lot era un creyente que no era el más consagrado, dice la escritura que este se sentaba con frecuencia en las puertas de la ciudad, que según los historiadores era el lugar donde se organizaban los jolgorios paganos, y aunque esta vida de tibieza espiritual parecía algo normal al final del escrito leerá como trajo terribles consecuencias a él y a sus familiares.

“Y dijeron los varones a Lot: ¿Tienes aquí alguno más? Yernos, y tus hijos y tus hijas, y todo lo que tienes en la ciudad, sácalo de este lugar; porque vamos a destruir este lugar, por cuanto el clamor contra ellos ha subido de punto delante de Jehová; por tanto, Jehová nos ha enviado para destruirlo.”
Génesis 19:12-13

Los ángeles le dieron la orden a Lot de anunciar a sus yernos, hijos e hijas lo que se acercaba para que junto a él huyeran de aquel territorio, Lot procedió a dar aquella voz de alerta, ¿Qué aconteció?

“Entonces salió Lot y habló a sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo: Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir esta ciudad. Mas pareció a sus yernos como que se burlaba.”
Génesis 19:14

¡Más pareció a sus yernos como que se burlaba!
Que terrible la reacción de los yernos de Lot hacia su anuncio, una burla fueron sus respuestas, pues para ellos como podría un tibio traerles palabra de parte de Dios, para Lot sus males apenas iniciaban. Leemos:

“Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra.”
Génesis 19:24-25

¡QUE TRAGEDIA!, Cuando aquella lluvia de fuego cayó en la ciudad los yernos de Lot perecieron, unas personas que Dios estaba para salvarlas perecieron por su incredulidad que fue respaldada por aquel cristiano que no se diferenció del resto de los habitantes de Sodoma.
Hermanos pero esta calamidad no se puede repetir, nuestras vidas deben ser un puente hacia Cristo y no una piedra de tropiezo, debemos preocuparnos más que por cantar o predicar bonito ES “VIVÌR BONITO”, que nuestros actos no sean la excusa de los que nos rodean; que un creyente pueda ser considerado como un cristiano genuino y no una tiniebla más. Los embajadores de gobiernos tratan de dar la  mejor impresión para que su país quede en alto, si ellos se esfuerzan para honrar a sus reinados temporales cuanto más usted y yo que somos embajadores de Cristo.
Es tiempo de enmendar los errores, corregir lo malo y empezar a reflejar el reino de los cielos en nosotros.

“Los cristianos aman a todos los hombres, y son perseguidos por todos. No se hace caso de ellos, y, pese a todo, se les condena. Se les da muerte, y aun así están revestidos de vida. Piden limosna, y, con todo, hacen ricos a muchos. Se les deshonra, y, pese a todo, son glorificados en su deshonor. Se habla mal de ellos, y aun así son reivindicados. Son escarnecidos, y ellos bendicen; son insultados, y ellos respetan. Al hacer lo bueno son castigados como malhechores; siendo castigados se regocijan, como si con ello se les reavivara. Los judíos hacen guerra contra ellos como extraños, y los griegos los persiguen, y, pese a todo, los que los aborrecen no pueden dar la razón de su hostilidad.”
 Epístola a Diogneto (125-200)

Se despide en El Señor tu amigo y Hno. David Criollo

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